Cuatro partidos, tres derrotas, ese es el negativo balance de la selección chilena desde que la dirige técnicamente Juan Antonio Pizzi.
Afortunadamente la prensa no ha puesto en la hoguera aún al DT argentino, la mayoría de los medios especializados en fútbol ha hecho un análisis benevolente cuando se trata de criticarlo. “Son solo amistosos”, “no ha completado ni siquiera 15 entrenamientos”, “hay que darle tiempo”, “se le han lesionado jugadores fundamentales”… estas opiniones son coherentes, pero es hora de equilibrar la balanza. A Pizzi hay que apurarlo un poco, así como un jugador reserva apura a uno titular. Pareciera que como “macanudo” es ameno con los medios de comunicación, tiene buena “percha”, fue un futbolista reputado y ha labrado una extensa carrera como DT costara más hablar mal de su trabajo desde que asumió en marzo. Y eso que el negocio de la prensa es dramatizar. La mayoría de los técnicos, incluido Sampaoli, hubieran sido fusilados con un rendimiento del 25 % en los primeros cuatro partidos. Aunque estos hayan sido en su mitad amistosos. Para encontrar un parangón en el tiempo debemos remontarnos a las etapas de Jorge Garcés o Juvenal Olmos.
“Rescato que en todos los partidos la mayoría del tiempo hemos jugado bien. Sin estar satisfecho, debo decir que estoy tranquilo” decía el DT de la roja tras perder con México. Pizzi ojala no este confundiendo tranquilidad con letargo o pasividad a la hora de encontrar respuestas. A partir del lunes 6, si el resultado no es positivo frente a Argentina no cabra ninguna excusa. Entre dos trabajólicos como Bielsa y Sampaoli tuvimos un relajo que por poco nos cuesta la entrada al mundial, por lo que sin estar exigiéndole ser un “loco”, de Pizzi necesitamos reacción inmediata. Serena, sin prisa, pero una reacción que nos regrese al triunfo al fin y al cabo. Sin números auspiciosos no se sustenta ningún proyecto, aunque a este le sobren buenas intenciones. Cada derrota deslegitima más el proceso en la mente de los jugadores, cada caída los inseguriza y les hace preguntarse si se habrá tomado el camino correcto.
Para tranquilidad de Pizzi la primera ronda de la Copa América Centenario continuara sirviéndole como ensayo para ajustar al equipo, ya que la eliminación temprana no está en peligro con Bolivia y Panamá en el grupo. Lo que sí está peligrando, insisto, si se pierde con argentina, es la credibilidad de Pizzi y la categoría de los actuales campeones de américa. La seguidilla de derrotas hizo que Chile descendiera dos puestos en el ranking FIFA, retroceso que no es anecdótico, dado que en base a esa lista se definen los cabezas de serie para el mundial.
La roja con México realizó el mejor partido con “macanudo” en la banca. Esto ocurrió fundamentalmente por la gran actuación del medio campo compuesto por Díaz, Aránguiz y Vidal. Pero con estos tres (sumándole a Sánchez y Medel no basta). El gran desafío de Pizzi es solucionar tres problemas intratables desde hace mucho tiempo para otros entrenadores que pasaron por la selección: la definición, el poco recambio y el hallazgo de un segundo central de calidad. Con la intensidad mostrada en el primer tiempo con México, alguien solido que acompañe a Medel y mayor concreción de las varias ocasiones de gol que se generan, Chile puede soñar en grande. Para que todo aquello ocurra, Pizzi y su plantel necesitan dar un salto de calidad (regularidad y efectividad) en tres días o al menos antes de la ronda de 16.
Pero está bien, no hay que alarmarse, como dijo Vidal “de los cuatro partidos se ganó el más importante”. Bueno, visto de esa manera, entonces este lunes con la albiceleste es el partido para volver a la victoria.
Ismael Ugarte @maqdeescribir