El combinado nacional no pudo en su visita a los charrúas y nuevamente no pudo romper la mala racha en la cancha de los orientales. Chile sembró dudas, las que debe dejar de lado en los cuatro meses que restan hasta el reinicio de las Clasificatorias.
Si algo tenía claro el combinado nacional de cara al choque de este martes ante Uruguay en el Centenario, era que para rescatar un buen resultado en una cancha históricamente desfavorable debían jugar un partido sin fisuras, concentrados y mentalizados en hacer su juego.
Factores que se resumían casi es un solo concepto: No caer en el juego charrúa, ése del roce y provocación, todo azuzado por una hinchada local especialmente hostil tras lo vivido en la pasada Copa América.
Pero la Roja no pudo. Errores tácticos, puntuales y de marcación generaron la dolorosa derrota 3-0 sufrida en el Centenario, un escenario que sigue siendo inexpugnable para el combinado nacional pues nunca en su historia ha podido quedarse con los tres puntos en ese reducto que pareciera maldito para la escuadra criolla.
Fallas que comenzaron desde el banco. Es que si el mundo futbolístico alabó el planteamiento del estratego nacional Jorge Sampaoli ante Brasil, en el de este martes ante Uruguay lo dispuesto por el oriundo de Casilda no estuvo a la altura.
Es que si algo se podía sacar en limpio de la caída charrúa en la pasada fecha clasificatoria ante Ecuador, pasaba para la explotación de las bandas, de hacer salir de su posición a los centrales y jugar mucho con la velocidad.
Nada del otro mundo para un Chile que desde siempre jugó de esa manera. Pero el DT optó por el ingreso de Mark González y Eugenio Mena por la izquierda y potenciar las subidas de Mauricio Isla por el otro sector.
Pero los de la siniestra no estuvieron a la altura, jamás lograron desnivelar obligando a abusar del sector diestro. Una constante que facilitó el trabajo de los orientales en ese sector.
Y para colmo la zaga nacional generó infracciones cerca del arco nacional, entregándole en bandeja a los dueños de casa la posibilidad de intentar con una de las variantes que históricamente les ha sido favorable: El juego aéreo.
Fue de una pelota detenida la que generó el primer tanto nacional. Minuto 23 y tras una seguidilla de boquillazos entre chilenos y uruguayos, los orientales sacaron un centro que fue despejado a medias por la zaga nacional, la pelota le quedó a Mathías Corujo quien remato, el balón se metio al área, lo tomó Sebastián Coates para luego tocar de primera para que Diego Godín en solitario abriera la cuenta.
Celebración total en los orientales quienes, fieles a su tradición, ganaban sin jugar bien, sin lucir, pero poniendo el resto, eso que muchos llaman “garra charrúa”.
Y si con el marcador en blanco ya era complicado entrarle a los uruguayos, en ventaja lisa y llanamente fue imposible. Los dueños de casa se cerraron para aguantar a pie firme todos y cada uno de los embates de la Roja.
Intentonas que, no obstante, carecieron de fondo futbolístico, pues si bien los nacionales controlaron mayoritariamente la pelota, prácticamente no se crearon opciones de gol durante el encuentro.
Y aunque los dirigidos por Sampaoli salieron con todo en el complemento, las desconcentraciones defensivas les terminaron por pasar la cuenta. Una salida larga del arquero Fernando Muslera fue cabeceada sin marca por Edinson Cavani, el balón le quedó a Álvaro Pereira quien puso el segundo con otro cabezazo.
Corría el minuto 61 y la opción de romper la historia y conseguir el primer triunfo en el Centenario comenzaban a desaparecer, y se esfumaron definitivamente cuatro minutos más tarde cuando Martín Cáceres puso el definitivo 3-0.
Sin jugar bien, sin ser inmensamente superiores, sin marcar diferencias, Uruguay se tomaba revancha de la Copa América y le endosaba una dolorosa goleada a la Roja, una caída que nunca pudo ser revertida desde la banca.
Claro, porque al igual que en el choque ante Colombia, Sampaoli demoró los cambios. Nunca leyó que el sector izquierdo no atacaba ni defendía, que Eduardo Vargas no gravitaba y que eso de que Marcelo Díaz es el barómetro del equipo no es más que un mito.
Pitazo final y el Centenario pareció estallar. Una vez más, como tantas otras veces, Uruguay impuso sus términos ante Chile y, para colmo, dejó muchas dudas en el combinado nacional, que sumó su primera derrota oficial desde la derrota ante holanda en el Mundial de Brasil.
La Roja no sólo necesita mejor, es imperioso que lo haga. Los siete puntos que cosechó en la primeras cuatro fechas no son suficientes, más aún cuando para el duelo de marzo con Argentina no podrá contar con Arturo Vidal, suspendido por tarjetas amarillas, ni con Jorge Valdivia, expulsado tras el pitazo final.
Con el título de la Copa América no se ganan partidos ni se clasifica al Mundial. Por suerte la Roja tiene cuatro meses para enrielar el camino.